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La planta de la semana XI

EL RINCÓN DEL JARDINERO

 

LA PLANTA DE LA SEMANA XI

CLIVIA

Clivia miniata.

      Es una planta originaria de las regiones secas del sur de África, ideal para decorar interiores; puede desarrollarse también en el exterior pero en nuestras latitudes no resistiría el calor extremo del verano ni las intensas heladas invernales, aunque sí puede y debe sacarse fuera cuando las temperaturas no sean extremas, pues la luz abundante dará lugar a una floración más vistosa.

 

   Su aspecto es bastante curioso, pues no posee realmente un tronco como tal, sino que el soporte se configura a base de una original superposición de hojas alargadas, en arco, estrechas y carnosas de color verde oscuro. Su flor, que aparecerá entre febrero y mayo, y es de larga duración, se configura en forma de umbela con hasta veinte flores tubulares (en forma de trompeta) de color anaranjado. Una vez que pierda la flor es conveniente mantenerla húmeda durante el verano, pero nunca debemos encharcar las raíces, luego ya no precisará apenas riego hasta la próxima primavera. Se multiplica fácilmente mediante hijuelos de al menos cuatro hojas, que brotan de su base; tanto el trasplante como la multiplicación es conveniente hacerlos a finales de febrero.

     Su atractiva, vistosa y elegante flor, que contrasta con el verde oscuro de sus alargadas hojas, y sus escasas atenciones, la convierten en una excelente elección para dar vida a las estancias de interior.


La planta de la semana X

EL RINCÓN DEL JARDINERO

 

LA PLANTA DE LA SEMANA X

NARCISO

Narcisus spp.

 Es una planta bulbosa originaria de los valles húmedos de Europa Mediterránea, Oriente Medio y norte de África. En nuestro contexto conviene plantar los bulbos en octubre para obtener una vistosa floración a mediados de febrero; en principio es una planta de exterior que destaca por la originalidad, la elegancia y la belleza de su flor, muy recomendable, por tanto, para arriates y maceteros.

        Su fragancia era muy estimada por los romanos quienes obtenían, mediante decantación de sus pétalos, un original aroma a medio camino entre el jazmín y el jacinto con intensas propiedades relajantes sobre el organismo; sus bulbos, en cambio poseen componentes alcaloides con propiedades narcóticas, siendo utilizado para tratar la epilepsia y el insomnio; los árabes usaban su aceite para tratar la calvicie, y actualmente el bulbo del narciso se investiga para combatir el alzheimer.

   En el lenguaje de las flores el narciso significa paz, consideración y estima, pero también vanidad y egoísmo; siempre dependiendo del contexto.


 

La planta de la semana IX

EL RINCÓN DEL JARDINERO

 

LA PLANTA DE LA SEMANA IX

DURILLO

Viburnum tinus.

    Se trata de un arbusto de hoja perenne originario de las laderas umbrosas de las regiones mediterráneas; su interés en jardinería radica en la capacidad que posee para resistir los rigores del invierno y del verano, así como en su facilidad para adaptarse a cualquier tipo de suelo y aceptar prácticamente cualquier tipo de poda después de su vistosa floración, que tendrá lugar a mediados de la estación fría. Sus frutos, que aparecen en otoño, son pequeñas drupas ovoides de color azul metálico y con ligero aroma a regaliz, no son aptos para el consumo humano, aunque debidamente tratados la fitoterapia les asigna propiedades contra el estreñimiento y la depresión.

 

Se trata de una excelente opción para el jardín, pues sus pequeñas y vistosas florecillas blancas dispuestas en copiosos corimbos aportarán luz y claridad al jardín invernal, y su porte siempre verde, lustroso y exuberante irradian vida y color durante el resto de las estaciones.

 


 

 

La planta de la semana VIII

EL RINCÓN DEL JARDINERO

 

LA PLANTA DE LA SEMANA VIII

CLAVELINA

Dianthus barbatus.

      Es una planta herbácea originaria de los ambientes húmedos y templados de Europa, muy apreciada en jardinería por su valor ornamental, ya que los pétalos de sus flores poseen una rica variedad cromática; también se valora por ser poco exigente con los suelos, y por tratarse de una de las pocas especies que soporta los fríos invernales si son moderados, resistiendo los primeros calores estivales sin dejar de florecer. A medida que el invierno avanza y los días empiezan a templarse la clavelina florece en densos y exuberantes ramilletes, salpicando de vívidos colores el somnoliento jardín que ya presiente la inminente primavera.