Se narra lo complicado que fueron los años 1807 a 1812 para España: tratado de Fontainebleau, invasión de España, Motín de Aranjuez, Abdicaciones de Bayona… En esta época Meléndez Valdés pasa de dedicar poemas en los que el «poeta civil» vuelve a la incitación nacional, a otros en los que alaba a su nuevo señor: José Napoleón I.
«Ayer martes día 13 de junio a las 20.30 horas tuvo lugar en el salón de actos del IES Meléndez Valdés la presentación de los libros «Camino a la felicidad» y «Cura Sui» del profesor de Ética y Filosofía del centro: Juan Pedro Viñuela Rodríguez. El acto comenzó con la presentación del director del instituto, D. Fernando Merino Muriana, a quien siguió la intervención de Dª Mariam Al-Adib Mendiri, colaboradora especial de la edición. Esta, quien definió a Juan Pedro como su Maestro y un Filósofo y no profesor de filosofía, contó cómo lo conoció, la amistad que les une desde entonces y la trayectoria y evolución del autor a lo largo de sus escritos. A continuación, tomó la palabra Juan Pedro Viñuela para contar en primera persona esa evolución plasmada en sus libros a partir de lo que él llama su «noche oscura del alma», dio un repaso a la historia de la filosofía e invitó al auditorio a volver al Ser para andar ese camino a la felicidad.
En 1798 Meléndez Valdés es nombrado miembro de la RAE pero es también el año en el que es desterrado a Medina del Campo y reducido su sueldo a la mitad. Tres años después, en 1801, le obligan a continuar su destierro pero esta vez en Zamora. En 1809 es autorizado para volver a Madrid y nombrado Fiscal de la Junta y desempeña el cargo de Presidente de la Junta de Instrucción Pública. Tenemos en esta época a un Meléndez que se siente perseguido, que se encierra en sí mismo y medita delante de los Salmos de David o recuerda los versos de Fray Luis.
En los siguientes años, el ribereño ostenta diferentes cargos en diversos lugares. En 1789 es nombrado Juez de los Criminal en Zaragoza y escribe el Discurso de Apertura de la Real Audiencia de Extremadura. En 1791 parte a Valladolid donde será Oidor de la Chancillería En 1797, esta vez en Madrid, es nombrado Fiscal de la Sala de Alcaldes de Casa y Cortes. En este momento escribe Discursos forenses.