En
la actualidad es bien conocido el creciente fenómeno de la violencia en
el entorno educativo, el cual va cobrando una fuerza impensada,
convirtiéndose en alarma social, es una cuestión que ocupa y preocupa
tanto a docentes como directivos e investigadores. La conflictividad en
las aulas constituye la preocupación más directa y la mayor fuente de
malestar entre docentes, alumnos y todas las personas implicadas en una
comunidad educativa.